Resedencia de Larco y Jáuregui

Manuel Torres Armengol y Rafael Peró son los encargados de proyectar la casa propiedad de las familias Larco y Jáuregui, como propuesta alternativa a las grandes, articuladas y trabajadas mansiones de la época. En este caso, la simpleza compositiva formal y volumétrica, la distribución en planta y en corte y la sencilla pero no menos plástica fachada son las cualidades centrales que resumen su claridad proyectual. Construida por Ferruccio Bianchi Boldrini, la casa era de las pocas que conformaban el entonces incipiente barrio Santa Cecilia, recién iniciada la segunda década del siglo XX. De planta compacta, entre medianeras en cuatro niveles, la casa se organiza en torno del núcleo de escalera, de madera trabajada. En la planta baja, genera un retiro lateral para el acceso principal, una suerte de bahía semielíptica. La casa, de sesgo medieval con tintes españoles, con arcos, pequeñas aberturas y escasa ornamentación, simplifica la articulación volumétrica propia de los chalets de la época. En este caso, el balcón cubierto, volumen de madera con ménsulas torneadas, es el gran protagonista de la fachada que, junto al recurso de retraer un sector de las medianeras para generar una suerte de estar, desde el cual puede verse el mar, refiere al lenguaje íntimo y bucólico propio de tal pinto-resquismo, traducido además a través de los materiales: piedra rústica, madera hachada, símil piedra y cubiertas cerámicas. Las carpinterías interiores son de excelente calidad tanto hojas como marcos y herrajes. Los locales principales se distribuyen en torno de la circulación vertical, reservando para el «gran balcón cerrado» el sitio de uso social como el estar principal donde se destaca el artesonado de madera, el hogar de piedra y el comedor. En la pronunciada pendiente de las cubiertas con dos lucarnas, se desarrollan otras estancias independientes. La casa se ubica sobre la línea municipal y se integra al entorno por sus cualidades mate-riales. Otra particularidad es que en una época del año, la fachada principal y las medianeras se cubren de enredaderas (ampelopsis), que van cambiando su coloración dando a la casa una singular belleza y atractivo.